¿Qué hace única a la Capilla Sixtina? Todo lo que debe saber sobre ese recinto

|

CAPILLA SIXTINA

En ella, arte y fe se entrelazan como testimonio vivo de la historia y la misión de la Iglesia. Foto: Especial


La Capilla Sixtina está decorada con pinturas que muestran verdades de la fe.

Es un lugar muy importante para la Iglesia, y ahí se elige al nuevo Papa


Por Carlos Zapata - DLF - abril 30. 2025

Decorada con frescos que evocan de manera magistral el misterio de la Revelación, la Capilla Sixtina es un testimonio de las verdades de nuestra fe, plasmadas con extraordinaria belleza artística. Sobre este lugar, san Juan Pablo II afirmó que es el “lugar sagrado” donde “se reúnen los cardenales, esperando la manifestación de la voluntad de Cristo con respecto a la persona del sucesor de san Pedro”.

“La capilla Sixtina se ha convertido en el lugar de la acción del Espíritu Santo que constituye en la Iglesia a los obispos, y constituye de modo particular al que debe ser Obispo de Roma y Sucesor de Pedro” (Juan Pablo II, 1994).


¿Por qué se llama Capilla Sixtina?

Dedicada a la Virgen María Asunta al Cielo, la Capilla Sixtina recibe su nombre del Papa Sixto IV della Rovere, quien entre 1477 y 1480 ordenó la reestructuración de la antigua Capilla Magna.

Fue el 212.º pontífice de la Iglesia y ejerció su ministerio hasta su muerte, tras haber sido elegido Sucesor de san Pedro el 9 de agosto de 1471.


¿Qué hace única a la Capilla Sixtina?

La Capilla Sixtina es un lugar único, no solo por su belleza artística, sino también por su profundo significado histórico y religioso. Su singularidad proviene principalmente de la obra maestra de arte que alberga en sus paredes y techo, pintados por Miguel Ángel entre 1508 y 1512. La obra más famosa de esta serie es el “Juicio Final”, un fresco monumental que cubre la pared del altar y representa la segunda venida de Cristo y el juicio de las almas.

La capilla también es famosa por sus frescos del Génesis que decoran el techo, en particular la icónica escena de Adán y Dios, donde se representa el momento en que Dios da vida a Adán. Este conjunto de frescos es considerado uno de los logros más destacados del arte del Renacimiento y un testimonio de la genialidad de Miguel Ángel.

Históricamente, la Capilla Sixtina es también de gran importancia para la Iglesia Católica, ya que en ella se realizan los conclaves papales, es decir, las elecciones de los nuevos Papas. Además, la capilla está dedicada a la Virgen María Asunta al Cielo, lo que le confiere un profundo significado religioso.


LA CREACION

La capilla también es famosa por sus frescos del Génesis que decoran el techo, en particular la icónica escena de Adán y Dios. Foto: Especial


De excepcional valor universal, las piezas ocupan unos 2 mil 500 metros cuadrados. Aunque fueron muchas las manos que trabajaron en la Capilla Sixtina, uno de los elementos que más genera atracción lo constituyen las decoraciones de la bóveda y la sección de El Juicio Final encabezadas por Miguel Ángel, quien consideraba tener un brillo mayor en el arte de la escultura.

Otros nombres destacados que tuvieron participación crucial en la obra son los de Domenico Ghirlandaio, Sandro Botticelli y Pietro Perugino.

La decoración del siglo XV de las paredes incluye: las falsas cortinas, las Historias de Moisés y de Cristo y los retratos de los Pontífices, señala el sitio de los museos vaticanos dedicado a la particular capilla.

La plataforma detalla que “fue realizada por un equipo de pintores formado originariamente por Pietro Perugino, Sandro Botticelli, Domenico Ghirlandaio, Cosimo Rosselli, coadyuvados por sus respectivos talleres y por algunos de sus colaboradores más estrechos entre los que destacan Biagio di Antonio, Bartolomeo della Gatta y Lucas Signorelli”.

“Sobre la bóveda, Pier Matteo d’Amelia pintó un cielo estrellado. La realización de los frescos tuvo comienzo en 1481 y se concluyó en 1482. A esta época se remontan también las siguientes obras en mármol: el tranqueo, el coro y el escudo pontificio encima de la puerta de entrada”.

“El 15 de agosto de 1483 Sixto IV consagró la nueva capilla a la Asunción de la Virgen y la dedicó a ella”. Mientras que Julio II della Rovere (pontífice desde 1503 hasta 1513), sobrino de Sixto IV, decidió modificar parcialmente la decoración de ésta, confiando el encargo a Miguel Ángel en 1508, quien pintó la bóveda y los lunetos, en la parte alta de las paredes”.

Cuatro años más tarde, en octubre de 1512 el trabajo había terminado y el día de Todos los Santos (1° de noviembre), Julio II inauguró la Capilla Sixtina con una misa. En los nueve recuadros centrales se hallan representadas las Historias del Génesis, desde la Creación hasta la Caída del hombre, el Diluvio y el nuevo renacer de la humanidad con la familia de Noé.


La pérdida de los frescos del siglo XV

Sin embargo, la reestructuración no quedó allí. Pues, dos décadas después, a finales del año 1533, Clemente VII de’ Medici le pidió a Miguel Ángel modificar de nuevo la decoración pintando en la pared del altar el Juicio Universal.

Fue un hecho relevante, pues el pedido papal llevó a la pérdida de los frescos del siglo XV, lo que incluye el retablo con la Virgen Asunta entre los Apóstoles y los primeros dos episodios de las Historias de Moisés y Cristo, pintados por el Perugino. “En este fresco, Miguel Ángel quiso representar el retorno glorioso de Cristo a la luz de los textos del Nuevo Testamento (cfr. Mateos 24,30-31; 25,31-46; Letra a los Corintos I, 15,51-55)”.

“El artista inició la grandiosa obra en 1536 durante el pontificado de Pablo III y la concluyó en el otoño de 1541. Miguel Ángel, sirviéndose de sus extraordinarias capacidades artísticas, ha tratado de traducir en formas visibles la invisible belleza y majestad de Dios y, guiado por la palabras del Génesis, ha hecho de la Capilla Sixtina “el santuario de la teología del cuerpo humano” (Juan Pablo II, 1994).

Más recientemente, los frescos de la Capilla Sixtina fueron restaurados. De forma concreta, a partir del años 1979 por casi dos décadas en un esfuerzo que intervino también las partes marmóreas: el coro, la tranquea y el escudo de Sixto IV.

Trabajos de mantenimiento continuo

Desde el 2010, cada año se ejecuta un cuidadoso programa de revisión de las pinturas e instalaciones de la Capilla Sixtina. De acuerdo con la fuentes oficiales, “los equipos de operadores técnicos y científicos se turnan por la tarde, entre las 18:00 y las 23:00 horas, en cuanto los turistas se marchan, en un apretado programa de comprobaciones y controles”.

Además, se cuenta con el uso de dos “arañas”, plataformas móviles “equipadas con un brazo mecánico, permite alcanzar una altura de más de 20 metros y encontrarse cara a cara con las pinceladas de Miguel Ángel”.

Las labores se suelen realizar durante los primeros meses del año, según los lineamientos establecidos por la dirección de los Museos Vaticanos, de acuerdo con los responsables de la Gobernación, la Prefectura de la Casa Pontificia y el Maestro de Ceremonias.


¿Cuál es el significado de la Capilla Sixtina?

La Capilla Sixtina está cargada de notables símbolos y de frescos que, en palabras de Benedicto XVI, nos atraen “hacia la meta última de la historia humana. El Juicio universal recuerda que la historia de la humanidad es movimiento y ascensión, es tensión inexhausta hacia la plenitud, hacia la felicidad última, hacia un horizonte que siempre supera el presente mientras lo cruza”.

Incluye también claras advertencias, agrega el Papa: “Pero con su dramatismo, este fresco también nos pone a la vista el peligro de la caída definitiva del hombre, una amenaza que se cierne sobre la humanidad cuando se deja seducir por las fuerzas del mal”.

“El fresco lanza un fuerte grito profético contra el mal, contra toda forma de injusticia. Sin embargo, para los creyentes Cristo resucitado es el camino, la verdad y la vida; para quien lo sigue fielmente es la puerta que introduce en el ‘cara a cara’, en la visión de Dios de la que brota ya sin limitaciones la felicidad plena y definitiva”.


Datos curiosos sobre la Capilla Sixtina

Su notable importancia radica también en una serie de elementos destacados. Técnicamente, es la capilla privada del Papa y abunda en curiosiades históricas, como el hecho de que tiene exactamente las dimensiones que el Templo de Salomón, de la misma forma como se describe en el Antiguo Testamento.

Es la sede del cónclae desde el año 1870. Luego de la elección, el nuevo papa es conducido a una salita llamada “sala de lágrimas” de la Capilla Sixtina. Ubicada a la izquierda del altar, juesto debajo de El Juicio final, es lugar adonde el nuevo pontífice acude en privado a llorar y hablar con Dios tras el nombramiento.

Dada su notable relevancia, dispone de un coro permanente. La schola cantorum o escolanía de la Capilla Sixtina tiene piezas originales, una de las cuales es el Miserere de Gregorio Allegri.

Capilla sixtina, sede oficial del Cónclave

La Capilla Sixtina es la sede oficial del Cónclave, el proceso de elección de un nuevo Papa. Así está definido desde el año 1996, a partir de lo plasmado en la constitución apostólica Universi Dominici Gregis de papa Juan Pablo II.

En su introducción, se establece que la elección se desarrollará “siempre en la Capilla Sixtina, donde todo ayuda a alimentar la conciencia de la presencia de Dios, ante el que todos debemos presentarnos un día para ser juzgados”.

El documento destaca, además,  que, “en el semblante de Pedro aparece un gesto de humildad, con el que recibe la insignia de su ministerio”.




Comentarios