La celebración, que se desarrolló según las prescripciones del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, un rito privado en presencia de distintas autoridades de la Iglesia, en el que se lee el Rogito, un texto en latín sobre la vida y obra del Papa Francisco. Ese documento, después de su lectura, se introduce en un tubo de metal con el sello de la Oficina de las Celebraciones litúrgicas del Sumo Pontífice en la parte externa. Luego es colocado en el ataúd junto a las monedas y medallas acuñadas durante el pontificado del Papa Francisco.
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