Dan palazos a extranjero que subió a pirámide de Chichén Itzá

Las leyes y el cumplimiento son un tema. El fanatismo agresivo y transgresor de las reglas es el otro porque surgen jueces y verdugos que obstaculizan el trabajo de los administradores de justicia.

Llegar a la cima de la pirámide de Chichén Itzá es un delito, de modo que si se rompe esa norma se debe pagar una severa multa como se asegura que le aplicaron al turista polaco que subió a ese tesoro arqueológico.

Parece que romper los reglamentos es parte de los malos habitos en desarrollo porque ayer domingo el extranjero subió a esas creaciones arqueológicas. Violó las nomas establecidas para esos sitios y fue atacado por uno de los residentes del área y rodeado por otros que se erigieron en justicieros. También ellos cometieron violaciones al viejo estilo de Fuenteovejuna.

No es la primera vez que un extranjero sube a las ruinas de Yucatán y es agredido por los visitantes del lugar.

Circula en las redes un video (véalo líneas abajo) en el que se aprecia un sujeto escoltado a la salida del recinto por lugareños y turistas, tras saltar los cordones que reflejan la prohibición del acceso a la pirámide.

Cuando el turista procedente de Polonia descendió de una de las siete maravillas del mundo, un hombre que traía un garrote arremetió contra él, que siguió su camino sin responder con violencia, y se tocaba la cabeza como reacción natural por el dolor que le causaron los garrotazos.

Al ve el incidente, los vigilantes de las piramides intervinieron para detener a los agresores.

Algunos aprovecharon la oportunidad para reclamarle al turista y lanzaron gritos de evacuación inmediata: ''¡Fuera!''.

El personal de vigilancia lo trasladó lejos de la zona arqueológica. Un delito no se castiga dos veces porque ya lo habian castigado a garrotazos y una penalizacion extra es exceso de justicia que equivale a injusticia. 

Subir a la pirámide es un delito. Lo establece «Ley Federal Sobre Monumentos Arqueológicos, Artísticos e Históricos’» en el artículo 55. Está dirigido a quienes dañen monumentos arqueológicos e inmuebles, y recibirá una multa de 100 a 150 mil pesos él o los que violen esa legislación.

De todas maneras hay nacionales y extranjeros que se burlan de esos preceptos, pero abundan los jueces y verdugos que hacen justicia sicaria, aparte de la penalización administrativa que aplican las autoridades responsables de la vigilancia en Chichenitzá. Dos castigos por un delito.

¿Toleran esos castigos para que aprendan los violadores de sitios arqueológicos o para descargar sus frustraciones y ataques de ira los lugareños y visitantes fanáticos?