Por Alfonso BLANCO CARBAJAL
Todos son ganadores porque es normal autoclasificarse como virtuales triunfadores en una competencia, y adquiere valor más cuando se trata de una o varias fases previas de una carrera de caballos en la que muestran seguridad para elevar el entusiasmo de sus seguidores.
El público esperaba una deliberación de altura, con propuestas enfocadas en lo mejor que cada candidato tiene preparado para ofrecer a los electores. Desde el principio exhibieron con claridad facial su predisposición para llegar a la confrontación verbal, enardecidos por el encono político que endureció por el sentimiento visceral que se han atacado durante la campaña.
Los seis participantes, Toño Ochoa Rodríguez, de la alianza PRI-PAN "Unidad y Grandeza"; José Ramón Enríquez Herrera, de la coalición "Sigamos haciendo historia"; Francisco Franco Soler, de Movimiento Ciudadano; Héctor Sendel Cardiel, del Partido Encuentro Solidario (PES); Guadalupe Silerio Nuñez, del Partido Estatal Renovación y Emmanuel David Reyes (Termi), único candidato independiente, adoptaron distintos papeles en su presentación.
Dos se identificaron desde su llegada con el espíritu combativo de no ceder en los señalamientos recíprocos. Se gritaron de todo, se calificaron de corruptos, de irresponsables, se hicieron señalamientos de ladrones sin aplicar el término con su valor semántico, pero sí con el entusiasmo de hacerse daño para exhibir al otro y quedar limpio al mismo tiempo.
Toño Ochoa y José Ramón expresaban con espasmos faciales su deseo visceral de dar en el blanco de su oponente político un golpe con mensajes de los carteles preparados para divulgar cantidades, fechas, nombres y datos, más con deseo de agredir que de informar al público de los proyectos de su autoría.
Los «gladiadores» más fuertes, de mayor peso político y social de quienes los electores y simpatizantes esperaban una presentación de realidades solo escuchaban gritos desesperados, descoordinados en momentos, ausentes del contexto ese del que se esperaban novedades.
Todos los candidatos hicieron buenos ofrecimientos, pero perdieron el timón y se fueron en otras direcciones. Cuatro fijaron sus baterias en el ataque del adversario, en desprestigiar y en mostrar los proyectos propios como los únicos que van a ser eficaces porque son suyas las ideas y son originales, nuevas, que "NO forman parte de administraciones que ya tuvieron oportunidad de trabajar y no hicieron nada".
Expresaron «mucho amor por Durango» y por los duranguenses que quieren trabajar, y exhibieron contrastes fuertes por la sonoridad que le daban a sus expresiones llenas de furia. Se veían un poco inquietos, con mucha aversión, y les habría caído muy bien quemarse un «churro» antes de comenzar el debate porque, sin duda habrían estado bien arreglados y concentrados en los temas que propusieron. En ocasiones pareció que necesitaban que alguien se atravesara para tumbarlo y apartarlo con violencia de su vista.
Con gesticulaciones y gritos expresaron sus emociones que no llegaron a las pasiones de los golpes porque ambos controlan sus impulsos y, ambos, como dijo Toño hace unos días, en respuesta a un señalamiento, que para llegar a una confrontación eran necesarios dos participantes y que con él no contaran para eso. De todas maneras se dieron con todo. Les faltaron los guantes de box para darle mayor formalidad al encuentro. Habría sido un debate más original.
Se señalaron muchos errores las dos columnas más firmes y más fuertes de la competencia electoral. Y los dos son los más pesados porque uno participa en los comicios con un ángel de la guarda, respaldado por dos partidos muy unidos en torno suyo, y fortalecido por las obras sociales que ha desarrollado con vivienda, salud y comedores familiares que cambiaron el panorama desalentador que había en las escuelas primarias antes de su administración. Están muy reconocidas su aportaciones por la gente beneficiada y apartada, muy independiente de esos supuestos señalamientos de desvíos que les acreditan, porque ambos son héroes de distintos grupos, y algunos son de los dos al mismo tiempo.
El otro hombre fuerte es un tipo suertudo que le han puesto muchas zancadillas sus mismos correligionarios y ha salido bien librado. Detrás de él hay tres partidos, pero de los tres no se hace ni uno porque los tres están partidos desde el principio. Le fingen unidad, respaldo y le manifiestan con gritos un amor que no pueden cambiarle los tonos del odio con que expulsaron sus excreciones. Lo querían frenar porque «no hizo nada para reconocérselo», y hasta se dieron el gusto y el lujo de convocar a reuniones para desprestigiar por la contienda que se avecinaba. Concluyeron y declararon que no merecía su respaldo, pero él recibió la adhesión de sus seguidores, aquellos que durante su administración, hace seis años, se beneficiaron con la ayuda social y cirugía oftalmológica que devolvió la vista a muchos.
Toño y José Ramón tienen una cauda solida que los impulsa y es esa gente agradecida que los ha manifestado muchas veces que va a votar por ellos. Tienen una plataforma sólida, pero hay diferencias, por supuesto, porque uno fue alcalde hace dos trienios y el otro estaría todavía en funciones si no hubiese tenido que pedir licencia.
Muchos de los que respaldan a José Ramón votaron por Esteban Villegas Villarreal hace tres años porque Andrés Manuel López Obrador designó candidata a Marina Vitela y compró la derrota electoral para Morena. Su misma gente dijo que iba a votar por Esteban para que Marina no llegara a la gubernatura. Se molestaron por la burla que les jugó López Obrador y por haber despojado al doctor Enríquez de la candidatura que se iba a decidir en una consulta popular.
La gratitud de esa gente es valiosa y ambos contendientes tienen un respaldo fuerte con ese segmento social. Uno de los dos tiene más, y en ellos está el respaldo que le van a brindar esos electores, no en el populacho correligionario que trae el alma envenenada porque «su candidato» no recibió la postulación y se desenvuelve con amargura e inconformidad.
A los morenistas de nivel medio no les interesa respaldar al candidato de Morena porque saben que si gana la presidencia municipal se convierte en el candidato natural para contender por la gubernatura del estado de Durango. Prefieren hacerse a un lado. Quieren que tropiece y caiga ese tipo afortunado que si gana la alcaldía la va a ganar él sólo, con la ayuda de la misma base que lo sigue.
Toño y José Ramón son dos candidatos técnicos, con experiencia, camino recorrido, buenas opciones, pero se volvieron rudos, super rudísimos en el debate del IEPC y llegó un momento, cuando Francisco Franco Soler comenzó, con moderación, a utilizarlos como perilla, y se unió el Termi, también moderado, pero con muchas ganas de desestabilizarlos.
Después, con las expresiones agresivas y señalamientos corrosivos, ese encuentro se convirtió en una lucha de todos contra todos. Se desubicaron tanto que se les olvidó mostrar sus proyectos y utilizaron como armas los carteles que les sirvieron más para tratar de demostrar que cada uno de ellos la tiene más grande que el otro. El debate agarró una especie de rumbo falocentrista. Así lo hicieron ver y así terminó. Perdieron la cordura y extraviaron el rumbo.
Fue una lucha de tonalidad sexy con esa pretensión que nadie esperaba. Tanto se agredieron que Héctor Sendel Cardiel, candidato del PES, dedicó varias veces parte de su tiempo a pedirles cordura para ofrecer un buen espectáculo. Insistió, pero los chicos andaban encabritados y trataban de defender lo indefendible. Ya no peleen muchachos.
Guadalupe Silerio Nuñez increpó en reiteradas ocasiones la ausencia de mujeres en la presidencia municipal de Durango porque nunca ha habido una alcaldesa en los 456 años que tiene la ciudad, y criticó muchas veces el encono con que se trataron los «debatientes».
No hubo gritos ni señalamientos para Pancho Franco, Lupita Silerio y el Termi. Se fue lo que pudo haber sido una magnifica demostración de civilidad política y electoral con un buen atorón dialéctico e intelectual. Se perdió una controversia de altura que los candidatos pueden transformar si se lo proponen. La siguiente ronda pueden convertirla en una reunión de propuestas cautivadoras porque son edificantes y constructivos los planteamientos llevados al encuentro de esos candidatos a la presidencia municipal de Durango capital.
Deben convencer con sus proyectos para conquistar el día uno de junio el voto que les conceda la victoria con innovaciones y sus objetivos de trabajar y luchar por Durango y sus habitantes.
Ojalá olviden sus pretensiones de aferrarse con gritos de impotencia para demostrar que están superdotados y piensen más en los duranguenses que todavía confían en ambos.
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